Hacia finales de 1.993. todos en Venezuela fuimos testigos, mejor dicho, fuimos obligados sin nuestro consentimiento a presenciar horrorizados, a través de nuestros aparatos de televisión, un hecho que me conmovió profundamente: unos pescadores asesinaban cruelmente a un pobre delfín en aras de no me importa qué motivos más o menos definidos. Esta obra es una denuncia en forma de descripción sonora del hecho en sí, como homenaje a un animal indefenso ante tanta maldad, el cual murió muy lenta y dolorosamente frente a nuestros ojos sin que nadie, en este caso yo, pudiese hacer nada para evitar tal atrocidad.